Ya te lo digo yo:  te sentirías como el rey del mambo.

Ahora imagina que se lo intentas vender a «hombres lobo».

¿Cuántos venderías?

Cri, cri, cri…

Bien, te das cuenta de que ahí no hay negocio.

Te vas a la República Checa (porque te has enterado de que es el país con más calvos del mundo).

Llegas allí con la determinación de forrarte.
Te pones a contar lo maravilloso que es tu producto, pero no sabes checo, nadie te entiende.

¿Cuántos crecepelos has vendido?

¡Ni uno!

Esto que parece el colmo del absurdo, es el pan de cada día de muchos negocios. 

No te va a comprar nadie que no tenga ningún beneficio con tu producto o servicio.

Por eso es fundamental que te dirijas solo a las personas que pagarían por lo que tu ofreces.

Tampoco te van a comprar si no te entienden, aunque lo necesiten como el aire.

Debes estudiar a tu cliente ideal para hablar como él habla.

Y hablarle de sus preocupaciones, de sus miedos, sus sueños, sus vivencias, sus anhelos, etc, etc, etc.

Exacto, todas estas palabras están relacionadas con las emociones.

Ahí es donde se produce la magia de la conexión.

Y solo ahí es donde se puede producir la venta.

Por eso son tan importantes las palabras.

De poco te servirá hacer una gran inversión en marketing si no lo acompañas con las palabras adecuadas.

Las que atraen, conectan y emocionan a tus clientes.

Para encontrar esas palabras y hacer crecer tus ventas, el copywriting y yo, podemos ayudarte.